El bosque de la niebla (Roll Público)

OFF: Utilizaré a mi único personaje, Kian, utilizaré sus diálogos en rojo y sus pensamientos en negrita. Solo se permiten 4 personas más y luego el roll se volverá privado.

ON: Caminaba por aquel extraño bosque, apenas se veía pues había una espesa niebla. Llegué a lo que parecía ser un lago, pues me había mojado las patas, bajé el hocico y tomé un poco de agua, luego, volví a caminar buscando alguna cueva para refugiarme del frío que empezaba a hacer pues el invierno estaba muy cerca. Encontré una cueva vacía pero ésta poseía un fuerte olor a pescado, por lo que la relacioné con el cubil de un oso. Seguí andando por aquel bosque, el cual cada vez estaba mas espeso por la vegetación y la niebla. Pasé por delante de una cueva oculta entre los arbustos, entré en aquel cubil el cual parecía no tener dueño, así que entré y me eché en la esquina mas oscura de la cueva. Varios recuerdos que me habían pasado a lo largo de mi vida acudieron a mi mente, sacudí la cabeza para alejarlos y luego puse la cabeza sobre las patas, luego cerré los ojos para descansar un poco, pues mi viaje desde las montañas del norte había sido bastante largo.

OFF: Utilizaré mi primer personaje Naite, utilizaré sus diálogos en indigo y sus pensamientos en rosa.

ON: Era muy feliz saltando por las calles de nome. Corriendo imaginaba que me encontraba en un ambiente salvaje liderando un trineo. Mis amigos me lanzaban bolas de nieve para traerme a la realidad pues me absorbía bastante en mi fantasía que los ignoraba. Sabían que perdía el tiempo por el miedo que le tenía a los lobos pues la primera vez que me atreví a salir fuera de Nome fui atacada por una jauría. bueno no. En realidad fue 1 lobo en lo que me mordió el rostro y patas. Lloré tanto que no quise que se burlaran de mí e invente la historia de que eran muchos lobos atacándome.

A veces deseo volver al bosque y recorrer el mismo camino que Balto, pero en cuanto oigo aullar un lobo corro rápido y me cubro bajo mi manta.

Al cabo de unos minutos, el hambre me invadió por lo que salí de la cueva para buscar alguna presa. Un delicioso olor a carne cocinada llegó a mi nariz, me relamí el hocico y caminé siguiendo aquel olor. Llegué a una gran colina y olfateé el aire. Aquel olor provenía de un pueblo que había al empezar la colina. Caminé con cautela hacia el pueblo, pero me escondí al ver que un humano salía del pueblo montado en un trineo guiado por perros. Salí de mi escondite cuando éste se marchó, emprendí mi búsqueda de aquella carne cocinada, subiendo por unas cajas amontonadas al tejado de una de las casas. Andé por el tejado, pasando de un salto a otro tejado pues aquella no era la casa de donde provenía el aroma a carne.

Comía junto al calentador de nuestro hogar. Era mi sitio favorito por tener un ambiente cálido y si me apetecía me introducía en los conductos de aire para entrar a la casa de mis personas.
Disfrute de mi plato de agua hasta que escuche un extraño ruido afuera y el sonido cada vez se hacía más fuerte...

Seguí pasando de tejado en tejado, hasta llegar a la casa que poseía aquel olor. Bajé del tejado,saltando encima de la valla que rodeaba la casa y luego bajé de ésta de un salto hasta el suelo. Levanté las patas delanteras, dejándolas apoyadas encima del alféizar de la ventana de uno de los laterales de la casa. Me impulsé y quedé encima del alféizar, luego, entré dentro de la casa. Caminé siguiendo el olor a carne cocinada, el cual me llevó a la cocina. Visualicé a una humana cocinando, esperé a que ésta se marchara de la cocina, lo cual no tardó mucho. Caminé hacia la encimera, me puse sobre dos patas y cogí la carne con el hocico. Volví a poner mis patas en el suelo y caminé con rapidez hacia la ventana por la que había entrado antes. Salí del mismo modo del que entré, escuché las voces de la humana, la cual se había dado cuenta de la ausencia del alimento que llevaba en mi boca. Me alejé a paso rápido de la casa. Entré en una especie de cobertizo con calentadores, me eché dentro y me dispuse a comer mi cena.

Salí de mi refugio para saber de donde provenía ese ruido. No vi nada y en mi juego fingí que era un lobo. Asechaba en el terreno olfateando y gruñendo. 2 de mis amigo me miraban y se burlaban. Uno de ellos se acerco y aulló a unos centímetros de mi. Mi pelo se erizo y por instinto salí corriendo chocando con ellos. Solamente escuchaba sus burlas y de la vergüenza me fui cabizbaja a mi casa para terminar de comer y olvidar este penoso día envuelta en mi mantita.

En el interior olfateaba una mezcla de olores entre carne y madera del bosque. Junto al calentador se visualizaba una forma canina. Mi instinto decía que corriera pero recordé que hace poco uno de mis amigos me había asustado por correr sin comprobar quien era. No repetiría el mismo error 2 veces.

-Ey tú. Vienes a seguir burlándote de mí. No te tengo miedo.

Seguí disfrutando de mi cena hasta que una voz me hizo levantar la mirada. Tenía una husky delante de mí, la cual era la que me había hablado. Su comentario me hizo gracia, debía admitirlo. Dejé a un lado lo que quedaba de la carne y caminé hacia la perrita, mirándola seria y fijamente. ¿Y tú quién eres?-acerqué mi hocico un poco a ella y la olisquee- Así que, eres la mascota de una familia humana, -la volví a olisquear- perra de trineo y además, tus amigos se burlan de tí, por lo que has dicho- -Caminé de nuevo hacia mi cena y me la terminé de un bocado para irme, pues lo último que necesitaba era a los humanos dándome caza.

Me quede perpleja al ver que es un lobo. Se me acerco y me olfateo y yo congelada del miedo. No podía moverme ni articular palabra. Estaba tensa frente a el. Lo vi terminarse su comida y temía lo peor ¿Que va a ser de mí? ¿Me hará daño?

Me relamí el hocico, pues lo tenía manchado de sangre. Miré a la husky, la cual estaba muerta de miedo. Pasé por su lado para salir de aquel lugar en el que estábamos, me paré en la puerta pues algunos perros empezaron a ladrar. Levanté las orejas al ver que corrían hacia mí, gruñí y comencé a correr hacia las afueras de la ciudad.

No se que paso pero creo que me desmaye. Cuando recupere el sentido mis amigos me rodeaban y me bombardearon de preguntas sobre que se sentía enfrentar un lobo. Cuando decían la palabra lobo yo tartamudeaba tratando de repetir la palabra y otra vez me desmaye.

En mis sueños regrese al pasado cuando un lobo me mordió. Donde era más cachorra salí a conocer el bosque. Lo vi y me pareció hermoso y me acerque para conocerlo y sin ninguna provocación me mostró los dientes y yo al no ser alguien peligroso me seguí acercando y sin más me mordió en las patas y como nunca me han mordido ni de juego no hice otra cosa que llorar e irme corriendo a casa.

Desde entonces siempre que veo un lobo creo que me va a ser daño.

Corrí en dirección al bosque, pero antes de llegar, noté un pinchazo en el lomo que hizo que me parara. Miré el lugar donde había sentido el pinchazo y vi un dardo tranquilizante, el cual hizo que a los segundos cayera al suelo, inconsciente.

Abrí lentamente los ojos, me encontraba en la sala donde me había comido la carne minutos antes de caer inconsciente. Me levanté algo mareado, pero a los segundos ya me encontraba bien. Visualicé a un husky macho, de color blanco y negro; otro, también macho y de color blanco; y, por último, a la husky que vi antes. Escuché voces, por lo que dirigí mi mirada hacia allí. Había dos humanos conversando sobre mí, uno de ellos tenía un arnés de perro de trineo en las manos.

Cuando volví a recuperarme mis amigos tenían una sonrisa de felicidad. Entre sus comentarios dijeron que cuando me desmayo lo hago por muchas horas tanto así que sus humanos fueron a buscar al lobo que había entrado al pueblo. Un lobo que no teme a los humanos es un lobo peligroso por lo tanto no es bueno dejarlo libre.
Lo capturaron y lo pusieron a un lado de nosotros para decidir su suerte.
Palidecí quede de piedra. Oí bien o me dijeron que el lobo estaba a un lado de nosotros con la mirada lo busque y pude verle bien no parecía asustado y miraba fijamente a donde me encontraba junto con mis amigos. En eso por reflejo me volví a desmayar.

Aquellos humanos humanos se acercaron demasiado a la jaula donde estaba encerrado, abrieron la puerta y me pusieron un extraño colla de alambre el cual estaba pegado a un palo. Les gruñí y me revolví intentando soltarme. Conseguí morder el antebrazo de uno de los humanos, sentí un gran golpe en el lomo, lo que me hizo caer al suelo. Me levanté tambaleándome un poco y sentí como pequeños hilillos de sangre comenzaban a caer por una de mis patas.

Consiguieron ponerme el arnés, pero solo porque me habían puesto un bozal de metal y también por los golpes que me habían dado.

Ruidos fuerte me despertaron. Veía como nuestras personas luchaban con el lobo. Le pusieron algo en el hocico que nunca vi en mi vida pero al parecer era algo para que no pudiera morder. Veía sangre tanto de las personas como del mismo lobo. Cuando era cachorra y me adentre al bosque me mordió un lobo pero nunca me hizo sangrar. Este lobo hizo sangrar a mi persona del antebrazo.
Ahora me puse a pensar que tal vez mi encuentro de años atrás no puso en peligro mi vida como antes creía.

Me engancharon a un trineo con dos perros, una perra y la husky con la que me encontré anteriormente. El humano que montaba en el trineo dio una señal, los perros ladraron para que corriera y eso hice, empecé a correr como tan rápido como pude y arrastrando a los demás. Escuché al humano hablar con el otro humano sobre mi buena virtud de velocidad. Seguí corriendo, hasta que uno de los huskys se cayó he hizo que nos tuviéramos que detener, gruñí y miré al bosque, necesitaba escapar y volver allí.

Uno de mis amigos llamado Oliver se tropezó. No pudo seguir la velocidad del lobo que se encontraba a un lado del líder del trineo. Admito que yo tampoco lo conseguía si no fuera por que de tanto desmayo descanse bien siguiendo la velocidad poco usada en nuestro trineo. Veía como el lobo observaba el bosque cubierto de niebla. Si se pudiera soltar ningún humano lo podría ver allí dentro.

Volvimos a emprender la marcha, solo que esta vez, fui a una velocidad moderada para que los perros mantuvieran mi ritmo. En cuestión de minutos, llegamos de nuevo al pueblo. Me volvieron a meter en la jaula, en contra de mi voluntad, pues me volvía a revolver para evitar entrar en la jaula. En cuanto me encerraron y me quitaron el bozal, empecé a caminar de un lado a otro de una manera desesperada, pues necesitaba salir e irme al bosque.

Mis amigos y yo estábamos discutiendo que nuestras personas estaba locas por poner a un lobo en el trineo. Y no lo pusieron en cualquier lugar. Se encontraba a un lado del líder que daba la velocidad y como era de esperarse Oliver se quejaba de que un animal salvaje no puede moderar la velocidad pensando en los otros que son parte del equipo.

Le dije que dejara de fastidiar que el lobo luego de que se tropezara bajo el ritmo estando a la misma velocidad que el de nosotros. Como era de esperarse Oliver dijo que no se había tropezado, Shira me dijo que ahora yo estaba loca por defender al lobo y Trosky el líder le parecía raro que ahora no me diera miedo estar tan cerca de alguien tan salvaje.

Como no dejaban de molestarme decidí retirarme y buscar otro lado para dormir. Conforme caminaba me acerque en donde estaba encerrado el lobo. No supe como llegue allí pues no lo estaba buscando pero ahora me encontraba cerca de su jaula viendolo moverse de un lado a otro...

Mientras caminaba de un lugar a otro, escuché un aullido bastante lejos de aquí. Me paré y levanté bastante las orejas, luego respondí al aullido con otro igual aunque un poco más largo. Después de esto, me respondieron con otro aullido, resoplé y me eché en una esquina oscura, alejada de la puerta y de los cuencos llenos de comida y agua. A los minutos, percibí el aroma de un perro, así que me levanté de donde estaba y vi a la husky. Fijé mis ojos bicolores en ella, gruñí un poco y volví a caminar por la jaula, buscando alguna manera de salir de ella.

No podía creer que estaba frente a un lobo el mismo que se encontraba en el trineo con el resto de los perros. A veces al ponerme a pensar en como acoplo la velocidad junto con el resto del grupo me hizo entender que no son tan malos como nos han hecho creer. Lo mire y sentí su mirada junto a la mía cuando me gruño me erice un poquito pero no me fui corriendo y tampoco me desmaye. Cuando daba vueltas en la jaula me acerque un poco más para verlo mejor.
-¿Estas bien?

Seguía caminando de un lado a otro mientras gruñía cada vez que daba la vuelta. La husky me habló, me hizo un poco de gracia su pregunta. Muy bien, solo estoy metido en una jaula privado de mi libertad y encima en un pueblo lleno de humanos. ¿Cómo no voy a estar bien por eso?-dije con bastante ironía. Odiaba estar encerrado y odiaba a los humanos por mi experiencia pasada, la cual me pasó cuando solo tenía 1 año y era un simple lobato.

Conozco el sarcasmo cuando lo oigo. Eso me hizo sentir un poco de enojo y por lo tanto reaccione sin pensar en mi respuesta.

Bueno es tu culpa sabes. Si tanto odias a los humanos no debes rondar en sus casas para robarles la comida. Debiste conformarte con ardillas y conejos y seguirías libre en tu amado bosque en lugar de ser un idiota y meterte en el lugar que más odias.

No soporto a aquellos que se meten en problemas por cuenta propia y todavía tienen la desfachatez de culpar a otros por lo que le ocurre. Humanos no quieren a los lobos. Es más ni los huskys queremos a los lobos y este se mete justamente donde abundan las criaturas que odia. No podía tener empatia de un lobo sarcástico.

Estás aquí por idiota. No olvides eso lobo.

Dicho eso me salí corriendo a pasar la noche con mis amigos.

No presté atención a las palabras de la husky, pues estaba bastante ocupado buscando una manera de salir de la jaula. La noche se me pasó volando mientras mordía el cerrojo de la puerta, el cual ya estaba a punto de abrirse. Cuando por fin la puerta se abrió, empezó a amanecer. Salí de la jaula y caminé hacia la puerta, la conseguí abrir también por lo que salí de aquel lugar. Con muchísima cautela, caminé por el pueblo. Minutos después me encontraba corriendo hacia mi libertad.

Nuestras personas estaban alarmadas de que el lobo se escapara y mis amigos estaban felices. Yo era la única preocupada de que un lobo pudiera abrir una cerradura con tan solo morderlo. Eso era algo imposible aunque se le dedique toda la noche hacerlo.

En mi curiosidad tome un cerradura de igual forma y tamaño. Le comencé a morder y el sabor a metal se me hizo bastante desagradable. El nivel de complicidad aumentaba si el cerrojo se encuentra afuera de la puerta y no en su interior.
Podía marcarlo, doblarlo pero no abrirlo.
Comenzaba a creer que no era la primera vez que este lobo venía al pueblo. Sabía como abrir cerraduras, no temía a los humanos.

Me paré justo encima de una colina, desde donde divisé a un trineo tirado por lobos viejos, maltratados y delgadosLa cara del hombre que llevaba el trineo me sonaba, me sonaba demasiado. Me acerque un poco y recordé que aquel hombre fue el que quemó mi pelaje cuando tan solo era un lobato. Una sed de venganza invadió mi cuerpo por lo que empece a correr de nuevo hacia el pueblo.