El bosque de la niebla (Roll Público)

Dentro de mi extrañaba al lobo. Sentimientos encontrados albergaban en mi interior. Como el miedo y la curiosidad podía tenerlo al mismo tiempo.

Quería que ese animal salvaje nunca hubiera venido al pueblo y al mismo tiempo me alegraba que fuera atado a nuestro trineo. No se, tal vez no sabía que fue colocado en un puesto privilegiado entre los huskys.

De todas formas no creo que tuviera un lugar en el pueblo, nuestras personas lo maltrataban y mis amigos lo odiaban. Lo mejor fue que se escapara y que ya no regrese jamás.

En cuanto entré en el pueblo, subí a un tejado gracias a un montón de cajas que habían apiladas al lado de una casa. Corrí por los tejados de las casas mientras buscaba a aquel hombre, el cual era un cazador furtivo, con la mirada. Lo encontré entrando en la sala de donde escapé cuando amaneció, gruñí y esperé a que estuviera solo, lo cual no tardó mucho pues un humano llamó al que acompañaba al cazador. Bajé rápidamente del tejado y entré en aquella sala. Cerré la puerta con una de las patas traseras, el cazador se ido la vuelta. Me sentía observado, pues tenía la mirada de los perros y la del cazador sobre mi. El cazador me reconoció y empezó a reírse, luego dijo que se acordaba de mi y de como me quemó e hirió en la cara con tan solo 5 meses de vida. Aguanté mi ira. Siguió hablando hasta que me hartó y me lancé contra él. Le mordí la cara, desgarrandosela por completo, mientras que el me clavó una navaja en el costado.

Seguía pensando en el lobo. Algo que me había dejado boquiabierta eran sus cicatrices. Tenía dudas de quien se las pudo haber hecho. Tenía mi teoría de que tal vez fuera un cazador aunque eso hubiera hecho que tuviera miedo de los humanos y este lobo entraba a los pueblos a robar comida. Entonces posiblemente no fuera un cazador pero si creo que haya sido un humano. ¿Mi pregunta era por que herir a un lobo?

Minutos después, me encontraba caminando hacia la salida del pueblo. Llevaba el hocico, las patas y el costado derecho llenos de sangre. Debía admitir que el cazador me había clavado bastante bien la navaja, pues antes de salir de aquel lugar donde había matado al cazador había intentado sacar la navaja y no l había conseguido. Notaba como los perros me miraban, algunos con miedo por ese motivo agachaban las orejas y escondían la cola entre las patas, otros, sin embargo, me miraban con odio por lo cual me gruñían. No les presté atención y seguí caminando.

Todos los huskys hablaban de un lobo herido en el pueblo. No podía creer que en el pueblo se metiera otro lobo a menos...que se tratara del mismo. ¿Porque regresaría? Fui a ver donde se encontraba y había mucha multitud que no podía distinguir al lobo solamente podía seguir su rastro de sangre y olerlo. Dentro me mi me decía que era el mismo que estaba con nosotros en el trineo. Pedí por primera vez a los espíritus del cielo de que no muriera.

En cuanto salí del pueblo, miré hacia detrás pues empezaba a escuchar ruidos. Un par de trineos venían hacia mi, por aquel motivo empecé a correr bastante rápido con la dirección puesta hacia el bosque. La sangre caía en grandes hilos por mi pata delantera, haciendo que manchara la nieve de sangre cada vez que pisaba al correr. Sentí varios pinchazos en el lomo y luego lo vi todo negro.

No podía creer lo que estaba viendo. Me paralice del miedo, quería ayudarlo pero a la vez no tenía idea de que debía hacer. Solamente estaba allí parada siendo testigo de como el horror por los lobos afecta más a los mismos lobos que quienes sienten el miedo.

Horas más tarde, abrí los ojos. Me encontraba en la misma sala y en la misma jaula, me levanté con algo de dificultad pues todavía seguía bajo la anestesia del somnífero. Me sacudí y sentí un pequeño dolor en el costado, mire mi herida la cual estaba tratada y luego me volví a echar en una de las esquinas de la jaula.

Estaba feliz de que mi persona rescatara al lobo. Le cuido las heridas y vi como se quedo toda la noche acompañándolo para su recuperación. No dejaba de decir que lo perderíamos pero al fina pudo salvar su vida.
Ahora se encontraba descansando en su jaula vendado para evitar cualquier infección.

Por la mañana, un humano, acompañado de la husky, entró en la sala y abrió la puerta de mi jaula. Sólo lo miré, pues estaba demasiado cansado para escaparme o para morderle, volví a poner la cabeza entre las patas y solté un largo suspiro. El humano entró en la jaula y se puso a cambiar el vendaje que llevaba y a curarme la herida, no le ataqué pues no me sentía con fuerzas suficientes para hacerlo. Cuando acabó, empezó a acariciar mi pelaje y a tocar en las zonas quemadas. Aquella persona empezó a hablar, diciendo que aquello que me habían hecho en el pelaje era algo horrible y que de ningún modo tuvieron que quemarme. También comentó que sentía pena por mí, gruñí pues odiaba que sintieran pena por mí.

Estaba sorprendida por las heridas del lobo y como mi persona las curaba. No dejaba de gruñirle como si no quisiera nuestra ayuda no reaccione bien y le dije lo primero que me vino a mi mente.

-Si no fuera por mi persona no estarías vivo. No seas malagradecido.

Me puse en una postura firme y clave mi mirada con la suya.

Cerré los ojos y escuché a la husky. No me calientes mucho la cabeza, porque aún estando así, puedo matar a tu persona y a ti en un momento-dije secamente. Escuché un aullido lejano, abrí los ojos rápidamente y alcé la cabeza al igual que las orejas.

Me enfureció su comentario. Recordé todo lo que me han dicho de los lobos es verdad. Porque los humanos cazan y por que los huskys los odian.

Mi humano sin descansar, peleando con su especie para cuidarlo a riesgo de que nuestro trineo no pueda volver a tener el mismo recorrido y este malagradecido piensa en matarnos.

Agache mis orejas y le gruñí, la primera vez en mi vida mostré los colmillos a alguien más.  Si voy a morir moriré peleando ya no le tengo miedo pues el miedo lo alimenta.

A lo lejos escuche un aullido y deseando que mi persona sea del grupo de humanos que salga a cazarlo. Con tener uno problemático bastaba.

Me levanté rápidamente de donde estaba echado y salí de la jaula, saltando por encima del humano que tenía a mi lado, salí de aquella sala y me detuve al ver, desde lejos, el bosque ardiendo. Miré hacia un lado cuando escuché a dos mujeres llorar, una era la mujer del indio que me cuidó cuando estuve en aquel campamento, la cual estaba junto a su hija de 4 años y decía que su marido estaba en el bosque; y, la otra, parecía ser la mujer del hombre que me estaba cuidando en la jaula, la cual decía que su hijo de 16 años estaba en aquel bosque. Volví a mirar al bosque y corrí hacia allí.

Todo paso tan rápido que no me di cuenta que sucedió hasta que vi la jaula vacía.
A pesar de que el lobo estaba mal herido saco fuerzas sobre naturales y salió huyendo dando un extraordinario salto pasando por mi persona y dejándome perpleja por su velocidad.

No sabía que pensar de este lobo que al parecer no era normal.

Me paré justo delante del bosque, el cual seguía ardiendo, busque una entrada sin fuego y cuando la encontré, comencé a correr por allí. Corrí guiándome por mi olfato, encontrándome con el indio, el cual estaba atrapado en una cueva de osos, junto a una cría y el cuerpo inerte de la madre del osezno.

Mi persona estaba angustiada por el incendio en el bosque y de la gente atrapada por el fuego entre ellos su hijo.

El fuego es un monstruo más despiadado que el mismo frío consumiendo a quien se atreva a cruzar por su camino y si caes dentro de sus fauces es un sitio del cual no se puede regresar.
El mismo humo te impide respirar cayendo en un profundo sueño en el que no puedes despertar. Solamente quedaba que las personas del pueblo extinguieran las llamas. Ningún canino ni ser humano es rival para las llamas que devora un bosque completo.

Conseguí quitar el árbol que bloqueaba la entrada de la cueva enpujándolo. El indio salió y corrimos hacia el río, donde encontramos al hijo de la persona que me ayudó en el pueblo. Intentamos escapar por todos los lugares que me sabía, pero todos estaban ardiendo. Conseguimos salir por una parte del bosque donde la gente del pueblo intentaban extinguir las llamas. Me quedé al lado del indio en todo momento, pues él había tragado mucho humo y apenas tenía oxígeno. Yo estaba igual, aunque solo me limitaba a sacudir mi pelaje, el cual estaba negro.

No se veía nada más que el fuego iluminando el bosque. Nada de movimientos de otros seres vivos en aquel infierno manifestado ante nuestros ojos. Mis amigos y yo comenzamos a aullar por la impotencia de no poder ayudar a nuestras personas del peligro manifestado.

Antes de que aquellos humanos pasaran, un tronco ardiendo cayó impidiéndoles pasar. Escuché los aullidos de los perros, por lo que se escuchaba, querían ayudar. Aullé para darles la oportunidad de ayudar trayendo a sus humanos a esta parte para que extinguieran el fuego y estas dos personas pudieran pasar.

Cuando ya estábamos todos fuera y el incendio había cesado, miré y me acerqué al nuevo lobo. Gracias por tu intervención, nos has sido de gran ayuda. Por cierto, soy Kian, ¿y tú?-le pregunté. Normalmente me daba igual como se llamaran los demás, pero en esta ocasión, lo dejaría pasar pues aquel lobo nos había ayudado a salir de allí.

Spoiler:

Mis amigos y yo seguíamos aullando para que nuestro sonido guiara a las personas que estaban atrapadas en el fuego tuvieran el suficiente tiempo de escape en el camino que los aldeanos estaban haciendo con los cubos de agua.

Cuando el olor del cachorro de mi persona lo detecte corrí directamente para saludarlo y mostrarle lo feiz que estaba de verlo con vida.

En mi carrera vi que el lobo estaba en compañia de otro. Dude si era buena idea el acercarme pero al ver al niño mi duda desapareció y me aproxime ignorando a los lobos para saber como se encontraba.

Me sorprendí de que el lobo se haya presentado conmigo. No supe que responder ante un acto de amabilidad. Simplemente me quede perpleja mirándolo y la única palabra que pude articular fue ¿eh?

¿Lobo amistoso? pensaba mientras lo miraba. Recordé las veces que intente ser amable con el lobo que se encontraba con cicatrices tanto viejas como recientes y nada más recibía agresiones de su parte. A pesar de que salvaron al cachorro de mi persona no me sentía en confianza con ninguno de los 2 lobos. Pero al mirar sus ojos donde no veía amenaza en ellos me acerque un poco para olisquearlo un poquito y al no oler sangre (sobre todo humana) me relaje y me presente.

Soy Naite. Gracias por ayudarnos.

Estaba contenta que el cachorro de mi persona se encotrara bien escapando del infierno gracias a la intervención de 2 lobos. Uno herido y bastante callado, el otro sonriente y con su mirada fija en mí. Me sentía extraña pero a la vez feliz de su presencia. 

El cachorro de mi persona gritaba a su papá y salió a su encuentro. Mire a Kod y le respondí Si gracias todos estamos bien, perdóname tengo que ir con mis personas quiero mostrarles mi afecto en lamer sus caras.
Salí corriendo para estar con ellos pero de vez en cuando volteaba la mirada para ver a los lobos.